Salud, vivienda e historia

Para la salud, el lugar importa

¿Qué determina si usted está saludable o no? Puede pensar en lo que come, si hace ejercicio, si fuma y los antecedentes médicos de su familia.

Pero es posible que no piense en como su hogar affecta su salud, ni en los factores que influyen en el lugar donde vive.

Para que una vivienda sea saludable, no debe tener lo siguiente:

  • Grietas
  • Agujeros
  • Goteras
  • Humo
  • Plagas
  • Pintura vieja y descascarada

En otras palabras, una vivienda saludable está bien mantenida.

Sin embargo, algunos edificios no son saludables para vivir.

Los edificios con problemas de mantenimiento y en mal estado pueden dañar la salud. En la ciudad de Nueva York, los vecindarios de bajos ingresos tienen un mayor porcentaje de edificios en mal estado, y las poblaciones negras y latinas tienen menos acceso a viviendas saludables.

La desigualdad actual data de una historia de racismo y negligencia: una práctica conocida como “redlining” que resultó en segregación y que, a su vez, condujo al mal estado de las viviendas y causó estas disparidades sanitarias.

Analicemos cómo sucedió esto.

El racismo ha determinado el lugar de residencia de las personas desde la época colonial.

El racismo siempre ha desempeñado un papel en los patrones residenciales de la ciudad de Nueva York. Cuando la ciudad de Nueva York era una colonia holandesa, ocupaba solo el extremo sur de Manhattan. Wall Street recibió su nombre por el muro que protegía la ciudad.

En 1661, cuando las personas negras le solicitaron a la colonia tierras en el área, recibieron las tierras ubicadas al norte del muro, fuera de la ciudad propiamente dicha.

A colonial map of New York City, showing the wall at Wall Street.

A lo largo de la historia, muchas prácticas diferentes han moldeado los patrones raciales y residenciales en la ciudad de Nueva York. En el siglo XX, una práctica denominada “redlining” convirtió al racismo en una política federal, con repercusiones duraderas para nuestra situación de vivienda y la salud.

La política federal impulsó la segregación residencial.

En la década de 1930, el gobierno federal desarrolló mapas codificados por colores para dirigir los préstamos a posibles compradores de viviendas en los EE. UU.

En la década de 1930, la Gran Depresión provocó una ola de ejecuciones hipotecarias en todo el país. Las tasas de desempleo eran altas y muchas personas no podían pagar su hipoteca. Para ayudar a que las personas conservaran sus viviendas, el gobierno federal estableció la Corporación de Préstamos para Propietarios de Viviendas (Home Owners Loan Corporation, HOLC). Su objetivo era refinanciar las hipotecas con mejores términos: menos intereses y períodos de compensación más prolongados. Esto ayudaría a las personas a efectuar los pagos y evitar las ejecuciones hipotecarias.

Sin embargo, para determinar qué préstamos podían garantizar con seguridad, la HOLC envió a personas a tasar vecindarios en las ciudades de los EE. UU., y creó los mapas discriminatorios de redlining que guiarían la industria inmobiliaria durante décadas.

En estos mapas codificados por colores, los vecindarios se dividían en 4 categorías:

  • Mejores
  • Aún atractivos
  • Definitivamente en declive
  • Peligrosos

Claramente esta clasificación se originaba en el racismo, ya que las descripciones de los vecindarios incluían declaraciones como la siguiente:

“Influencias perjudiciales: infiltración de negros. Razas mixtas.”

El gobierno les negaba los préstamos a las personas negras y latinas que intentaban comprar viviendas en los vecindarios discriminados por el redlining. En su lugar, estos recursos se destinaron a comunidades suburbanas nuevas compuestas solo por personas blancas.

El mapa a continuación muestra cómo se categorizaban los vecindarios de la ciudad de Nueva York.

Esto era el redlining.

Este proceso se conoció como “redlining”: denegar de forma sistemática recursos públicos y privados según el lugar de residencia de las personas, con la comunidad negra como objetivo.

El redlining ayudó a impulsar la segregación urbana en el siglo XX, ya que los nuevos vecindarios se construían para las personas blancas, mientras que las personas negras eran obligadas a vivir en vecindarios declarados “en declive”.

Debido al hecho de que ser propietario de una vivienda es una forma importante de acumular riqueza, el redlining también impulsó la desigualdad económica, ya que se les negaban a las personas negras las mismas oportunidades de propiedad que tenían los blancos.

Otras prácticas discriminatorias mantienen la segregación.

Otras prácticas inmobiliarias, como el acoso immobilario la venta de contractos  y los convenios racialmente restrictivos, han mantenido la segregación.

El acoso inmobiliario era una práctica empleada por los agentes inmobiliarios. Como muchas personas blancas consideraban a las personas negras una amenaza social y económica para sus vecindarios, los agentes les decían a los propietarios blancos que había personas negras que estaban por mudarse al vecindario. Esto convencía a los propietarios de que el valor de sus viviendas descendería, y vendían las propiedades a un precio más bajo. Luego, los agentes inmobiliarios les vendían las propiedades a las personas negras a precios excesivos.

La venta de contractosera una práctica inmobiliaria engañosa y explotadora que tenía como objetivo a las personas negras con préstamos privados para comprar viviendas. Estos préstamos solían tener tasas de interés altas y términos manipuladores que, en algunos casos, obligaban al comprador a renunciar a la vivienda si dejaba pasar apenas un pago del préstamo.

Por lo general, estos contratos hacían que las personas debieran pagar mucho más dinero que el valor de la vivienda que compraban.

Un convenio racialmente restrictivo es una cláusula en el título de la propiedad que evita que el propietario les venda la vivienda a personas negras.

Los convenios racialmente restrictivos eran una manera de imponer la segregación residencial, para garantizar que las personas negras permanecieran fuera de los vecindarios blancos.

En la actualidad, los defensores inmobiliarios señalan que algunos arrendadores continúan con las prácticas discriminatorias, y describen el comportamiento de un propietario de esta forma:

“Este arrendador tiene el patrón de comprar edificios antiguos y desgastados en vecindarios negros de clase trabajadora; deja que los apartamentos de los inquilinos a largo plazo se deterioren y los hace esperar meses para hacer reparaciones de baja calidad. Muchos inquilinos también dicen que el arrendador tiene un trato preferencial con los inquilinos nuevos”.

Estas prácticas perpetúan un legado de racismo edilicio, mantienen la segregación residencial y, con el tiempo, resultan en falta de inversión, que se da cuando los vecindarios se ven privados de los recursos que sus residentes necesitan para estar saludables y tener oportunidades.

La falta de inversión condujo al mal estado de las viviendas.

Durante todo el siglo XX, los vecindarios discriminados se deterioraron, ya que no poseían inversiones privadas ni recursos del gobierno.

Es menos probable que los arrendadores en estos vecindarios mantengan adecuadamente las viviendas. Como resultado, muchas viviendas tienen problemas de mantenimiento graves y crónicos.

Explore los problemas comunes de vivienda de la ciudad de Nueva York en el siguiente mapa.

Porcentaje de hogares con problemas sanitarios de vivienda

¿Quiénes asumen la carga del mal estado de la vivienda?

Estos problemas van más allá de la incomodidad o el desastre. El mal estado de una vivienda puede dañar la salud.

Los problemas sanitarios de vivienda, como muchas deficiencias y el mal estado general, están relacionados con numerosas consecuencias adversas en la salud.

  • El mal estado general está relacionado con la ansiedad y la depresión.
  • Algunas formas, como el revoque dañado o la pintura descascarada, o las grietas y los agujeros en las paredes internas, pueden exponer a los niños a pintura a base de plomo.
  • Las pérdidas de agua, las ventanas rotas o el baño descompuesto pueden provocar la aparición de moho, que desencadena alergias y asma, y puede empeorar las afecciones crónicas.
  • Las plagas, como las cucarachas, los ratones y las ratas, pueden empeorar el asma y las alergias.
  • La falta de aire acondicionado hace que las personas corran riesgo de muerte los días de calor.

Como resultado de la segregación y la falta de inversión provocadas por el redlining, las poblaciones negras y latinas tienen menos acceso a viviendas saludables. Es más probable que vivan en edificios que tienen problemas de mantenimiento amenazantes para la salud.

Estas disparidades persisten en los niveles de ingresos.

Las personas negras y latinas tienen menos acceso a viviendas saludables, pero esto no se debe a índices de pobreza más altos en estas poblaciones.

Las personas negras y latinas con ingresos más altos también son más propensas a vivir en edificios con problemas graves de mantenimiento, lo que sugiere que el racismo está detrás de estas disparidades.

Ver datos por nivel de ingresos:
       

Estos problemas sanitarios de vivienda no se pueden arreglar con un poco de organización; son consecuencia de la negligencia crónica del mantenimiento por parte de la administración de los edificios y los arrendadores, y el mal estado de las viviendas después de años de falta de inversión.

Además, las disparidades en el acceso a viviendas saludables están relacionadas con prácticas inmobiliarias que mantienen la segregación.

El racismo y la falta de inversión se ven en los datos sanitarios.

La falta de inversión en los vecindarios negros hace que las viviendas estén en mal estado lo que, a su vez, crea viviendas insalubres. El mal estado, el moho y las plagas provocan ataques de asma que hacen que los niños con asma deban acudir al hospital, lo que suele ser una experiencia aterradora para los niños y sus cuidadores.

Como resultado, las tasas más altas de visitas por asma a la sala de emergencias de niños de entre 5 y 14 años se dan en vecindarios en los que residen principalmente personas negras.

Un hogar saludable debe ser un derecho.

Una vivienda en buen estado es fundamental. Brinda protección del clima. Es un lugar para estar a salvo. Es un lugar en el que su familia puede crecer y prosperar.

Sin embargo, una vivienda insalubre y mal mantenida no puede ofrecer un lugar seguro. Al contrario, presenta un entorno peligroso.

Entonces, ¿cómo podemos crear una ciudad en la que la raza (y el racismo) no determinen si tendrá la oportunidad de mantenerse saludable?

Workers work on a building.
Los responsables políticos y los defensores comunitarios pueden apoyar iniciativas de justicia racial:

  • Invertir en vecindarios dañados por una historia de racismo estructural. Promover la igualdad económica y educativa, y apoyar las iniciativas de Where We Live..
  • Apoyar las iniciativas del Departamento de Preservación y Desarrollo de Vivienda (Department of Housing Preservation and Development, DHPD) que buscan rehabilitar las viviendas más antiguas.
A New York City residential street.

Los inquilinos y propietarios pueden acceder a sistemas que están disponibles para ayudarles:

  • Informar los problemas de mantenimiento a la administración de su edificio. Si el administrador del edificio no resuelve el problema, llamar al 311 para presentar una queja sobre mantenimiento contra el arrendador.
  • Obtenga ayuda si la necesita: si le diagnosticaron asma y vive en un edificio con ratones o cucarachas, es posible que sea elegible para una evaluación edilicia gratuita del Programa Vecindarios Saludables del Departamento de Salud (Health Department).
  • Actúe para tener una vivienda digna con Where We Live.

A New York City apartment building.
Los propietarios y los arrendadores de edificios deben mantener los apartamentos seguros y limpios: es la ley.

  • Resolver de forma oportuna los problemas que los inquilinos informen.
  • Eliminar las plagas y el moho, sellar las grietas, reparar las goteras y mejorar el manejo de la basura.
  • Contratar a un buen profesional de control de plagas que use control integrado de plagas (integrated pest management, IPM). Para obtener información sobre cómo controlar las plagas de forma segura, consulte el conjunto de herramientas de IPM del Departamento de Salud.

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